«No me gusta ninguno pero votaré por el menos malo…»

Sin lugar a dudas esta segunda vuelta eleccionaria en Chile tiene de todo. Comenzaré esta reflexión informando que en las últimas semanas he tenido una fraternal conversación con militantes del partido comunista y también del partido republicanos. He participado -y sigo participando- de diversos foros de reflexión entre cristianos con variadas posiciones y colores políticos. Me ha sorprendido por ejemplo que ambos militantes (PC y Republicanos) así como dueñas de casa, académicos, filósofos, educadores, pastores, y otros más, han reconocido que no les gusta ninguno de los candidatos pero que votarán por el menos malo…Tal vez has escuchado o has dicho esta misma aseveración…

Por otro lado, he presenciado con mucha tristeza el hecho de que, teniendo tan poca aceptación ambos candidatos a la presidencia de Chile, hayan tantos evangélicos -pastores ordenados especialmente- que han hecho suyo el lema «Evangélicos por Boric» y «Evangélicos por Kast«. Ya sea firmando cartas de apoyo a uno u otro. Ya sea haciendo llamados públicos para votar por uno o por otro, tanto por las rrss, los medios de prensa escrita y virtual, y los programas radiales. En fin, todas estas demostraciones y manifestaciones políticas han significado un triste y doloroso quiebre en las relaciones sociales. Han levantado muros de rechazo, desunión y falsas expectativas.

Con esta clase de evangélicos con visiones tan opuestas será complejo ponernos de acuerdo, delante de una sociedad sin Cristo, en desarrollar la missio Dei. Digo esto porque ambos tipos de evangélicos ha puesto su esperanza de justicia, paz, esperanza y amor en un programa de gobierno de tal o cual candidato y lo han hecho saber a todo el mundo. Incluso, muchos de estos evangélicos -y también católicos- justifican su actuar amparándose en sueños, o en que son académicos y pueden hacerlo, o en que son libres pensadores, en fin, la lista sigue…

Considero, respetuosamente, que la experiencia del reino de Jesús no será logrado por un programa de gobierno que promueva más empleo y mayor apoyo a las pymes, ni por quien prometa más orden, ni por quien ofrece la esperanza de la igualdad o la solución a los problemas medio ambientales, entre otras legítimas expectativas. El evangelio de Jesús es mucho más profundo y más complejo de comprender ya que se enfoca en cambiar el corazón humano desde adentro hacia afuera y no al revés. La teología del reino de Dios nos enseña que no se puede construir dicha realidad dejando afuera a Dios.

Jesús mismo dijo en varias ocasiones que su reino no es de este mundo. Que para participar de su reino se requiere nacer de nuevo, y que la evidencia de ser parte de este reino es reconocerlo a él como el Cristo, el unigénito del Padre que vino a este mundo para transformarlo por medio de su amor. Este amor es el eje motivador para que todo seguidor y seguidora de Jesús llegue a realizar en su vida los necesarios ajustes que glorifiquen a Dios.

Este nuevo nacimiento se logra al depositar nuestra esperanza, fe y libertades rindiéndolas ante la cruz. Dicho nacimiento proviene del cielo (Evangelio de Juan 3), ya que esa clase de espiritualidad es guiada por el Espíritu Santo de Dios, el cual siempre nos llevará a los pies de esa cruz. Pues es exclusivamente allí donde el ser humano recibe perdón, salvación y una nueva vida. Quien no ha nacido del espíritu no podrá discernir estas cosas, ya que su naturaleza humana no ha sido redimida. En cambio, todo ser humano que haya nacido de nuevo en Jesús podrá experimentar esta nueva realidad.

Por otro lado, este mundo necesita más «Evangélicos por Cristo» que otra clase de evangélicos (lo mismo para los católicos). Militantes de Jesús que se la juegan por su iglesia y por los no alcanzados llevándoles el mensaje de la cruz. Seguidores de Jesús que no temen expresar su opción de vida siguiendo el camino de Cristo en franca imitación de Cristo en amor, gozo y paz, y que usa bien la Palabra de verdad (2 Timoteo 2). El mundo aguarda la manifestación de los Hijos de Dios (Romanos 8:19-23) para llevar a cabo el programa de Dios, el cual consiste en la gran comisión (Mateo 28:16-20) de llevar la semilla de este evangelio a las etnias no alcanzadas, mientras aguardamos la parousía de Jesús.

Quiero finalizar esta sencilla reflexión haciendo una invitación a volvernos a Jesús de todo nuestro corazón. A poner nuestra esperanza solo y exclusivamente en aquel que murió por ti y por mí en la cruz, y que resucitó al tercer día de entre los muertos (1 Corintios 15:1-10). Y si tú estás en alguna iglesia donde tu pastor o pastora utiliza el púlpito de la iglesia para hacer proselitismo político en tiempos de democracia, entonces te sugiero reconsiderar tu continuidad en esa comunidad y buscar en oración una que sea más sanita y Cristocéntrica.

Este llamado es también hacia consolidar nuestro seguimiento de Jesús evidenciando el fruto del Espíritu: paz, amor, fe, templanza, benignidad, bondad, mansedumbre, paciencia y alegría (gozo). Pues teniendo estas cosas veremos una justicia mayor que la de los hombres y mujeres que persisten en «vendernos la pomá» de una justicia que deja afuera al Señor o de aquellos líderes evangélicos que persisten en politizar el mensaje de amor que hemos recibido de parte de Dios.

Mientras tanto, vayamos este domingo 19 de diciembre a votar con amor, respeto y en paz…

Miguel Lineros Álvarez | Licenciado en Teología | Pastor Bautista | Licenciado en Educación | Chileno

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