Mi Pastoral

Hola.

«Mi pastoral» se refiere a mi llamado. Si, creo que he sido llamado -a pesar de mí mismo- por el Creador. Este llamado lo he comprendido desde la persona de Jesucristo, el Mesías y el Salvador del mundo, cuya vida y enseñanzas las puedes encontrar tú también en los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan).

Lo entretenido de esto es que el llamado de Jesús es para todos y todas. No creas que soy fanático por pensar que he sido llamado, pues este llamado no implica exclusividad, pues Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:9-11), lo digo  en el sentido de que Jesucristo murió por toda la humanidad y llama a muchos. Claro que Dios rechaza al soberbio, y da su gracia a los humildes, pues es obvio que quien rechaza a Jesús no lo puede seguir. Aquí se apela a la libertad, con sus beneficios y consecuencias, claro está.

Sin embargo, solo puedes ser discípulo de Jesús si asumes que él es quien te ha llamado, y este llamado implica un propósito, y, el ajustar tu vida a dicho propósito.

No es fácil asumir la tarea pastoral. Los desafíos son imposibles por la pura voluntad humana, y es aquí donde veo que se cumple la promesa de Jesús (Juan 7:38-39;  16:7) de recibir ayuda del Espíritu Santo, el cual nos guía a toda verdad. La Biblia también lo llama el «Espíritu de Verdad» (Juan 16:13 y 1° Juan 4) y es quien me sostiene en todo tiempo.

Mi pastoral no es otra cosa sino el servir, procurando imitar al Señor en todos los asuntos de mi existencia. Y este servicio es de acuerdo al gran mandamiento (Mateo 22) y a la Gran Comisión (Mateo 28 y Marcos 16).

 

Acerca del rol pastoral, propongo la siguiente línea de interpretación del ejercicio y llamado pastoral, desde el contexto eclesial bautista en Chile (2014):

Por lo menos la mitad de las iglesias bautistas en Chile no tienen pastor. Conozco, por otro lado, a varios pastores, que en la actualidad no ejercen su llamado. Esto es muy preocupante, ya que la presencia de un pastor a cargo del cuidado de  una grey de Dios marca la diferencia en el desarrollo de esa iglesia.

Pienso sinceramente que los miembros de una iglesia bautista que no quieren pastor es porque su nivel de compromiso con el cuerpo de Cristo, cuya expresión local es la iglesia, simplemente no se ajusta a una sana doctrina.

Las ventajas de tener pastor para una iglesia local son variadas:

1. El pastor aporta un potente punto de encuentro entre los miembros.

2. El pastor cautela  la sana doctrina.

3. El pastor proyecta seguridad y contención entre los miembros.

4. El pastor que trabaja planificadamente le otorga una visión y misión clara con un rumbo de desarrollo y crecimiento integral claros a la iglesia.

5. El pastor es un agente de consenso en asuntos eclesiales y éticos.

Estas y otras ventajas, pueden fortalecer profundamente a la iglesia local, por lo cual este Ministerio debe ser bien tratado por el gobierno congregacional de las iglesias bautistas. Esto le otorgaría una renovada fuerza a nuestras congregaciones locales y de esta forma un fortalecimiento a la denominación en lo referente a la obra regional y nacional.

Por todo esto, hago un urgente llamado a las congregaciones locales, directorios de iglesias, dirigentes regionales y nacionales a promover que cada iglesia local llame y vele por tener un pastor  a 1/4 tiempo, 1/2 tiempo o 1 tiempo completo a esta urgente y muy necesaria labor vocacional.

Gracias.

Miguel Lineros A. / Pastor

 

(Aquí una segunda reflexión 2017):

Una vez oí al pastor Herrera decirme: «según el gobierno congregacional de nuestras iglesias, el pastor es uno entre sus iguales». Por otro lado, hace varios años atrás el pastor -muy querido también- Alejandro Zamorano (cuando serví de seminarista en la Iglesia Bautista Cordillera) me dijo que el pastor Pozo de Argomedo le dijo una vez que si la iglesia le paga $50, entonces él se debía a la iglesia, a modo de una clase de «deber» o empleado de la iglesia.

Ahora bien, durante mi tiempo de seminarista conocí a compañeros hablar maravillas de Ipetri, y otras comunidades no bautistas, destacando de ellas sus modelos de crecimiento y espiritualidad sostenidos por modelos de una pastoral poco menos que sobre natural bajo el gozo de una autoridad pastoral definitiva.

Hace pocos años, Manuel Carrillo -un gran pastor y amigo personal- me dijo que hay dos caminos para un pastor: Uno, golpear el púlpito fuertemente para que la iglesia ande derechita; y dos, educar y enseñar la sana doctrina a la congregación. Decía : «El primer camino te llevará a tener una iglesia que seguramente crecerá numéricamente pero una vez que te vayas, aquella iglesia no sabrá qué hacer. El segundo camino es más duro para ti, pero aquella iglesia realmente crecerá y tendrá una membresía fuerte.»

Fíjate que durante estos años de ejercicio pastoral también he conocido diversos modelos de discipulado y crecimiento eclesial, tanto aquellos usados por bautistas, como por anglicanos, aliancistas, unión cristiana, y otras comunidades de fe hermanas, y francamente pienso que cada modelo sirve para un momento puntual, y que no hay que verlos como la panacea misionera para implantarla permanentemente, sino que hay que ir probando aquellos que den resultado y evaluando los frutos.

Entonces me pregunto qué cosa realmente podemos desarrollar permanentemente, y vez tras vez considero que las siguientes cuatro ideas deben estar presentes para que una iglesia sea saludable y asegure el desarrollo de sus miembros:

1. En primer lugar, una comprensión correcta del ‘gobierno congregacional’, distinguiéndola del gobierno democrático. Si bien es cierto que en una asamblea de miembros de una iglesia bautista el pastor es uno entre sus iguales, también es cierto que el pastor posee un llamado o unción en particular, lo cual lo dota de poder para cuidar la grey de Dios y le otorga cierta autoridad y ventaja en cuanto a la dirección doctrinal y bíblica, que previamente ha acordado con la congregación que está bajo su cuidado. Por ejemplo, el púlpito es de absoluta responsabilidad del Pastor y no de quien preside el directorio o el ministerio de diaconía, ni tampoco el ministerio de adoración. Por otro lado, hay asuntos de disciplina que son disciplinas pastorales, y otras que son disciplinas congregacionales.

Lamentablemente mucho pastores reclaman «autoridad o poder pastoral» más bien para enseñorearse de la iglesia, en vez de  usar ese  poder conferido para velar y cuidar la iglesia de Cristo. En el otro extremo de la mala práctica encontramos a una membresía que trapea el piso con los pastores, incluso permitiendo que un mal llamado «cuerpo de diáconos» se crean los jefes del pastor o que se le trate como empleado porque recibe sueldo.

2. En segundo lugar. tenemos la práctica del principio bíblico conocido como «doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes». Muchos creen que ser congregacionalista te da derecho a decir cualquier pachotada y faltar el respeto, cuando en realidad este principio de autoridad que poseen los miembros es para servir sacerdotalmente, y no tan solamente para levantar la mano para votar en una sesión administrativa de iglesia.

Un miembro de una iglesia bautista debe santificarse para servir como sacerdote en su familia primeramente, en su trabajo, iglesia, en fin, en cualquier lugar donde se mueva. Lo mismo para un pastor, quien debe además de realizar la tarea sacerdotal en su hogar, velar por la iglesia.

Sin embargo, su rol no es representar a los hombres ante Dios. Les recuerdo que cuando Jesús murió en la cruz, el velo del templo se rasgó de arriba a abajo en dos, lo cual significa que ya no se necesitan sacerdotes humanos, ya que el sumo sacerdote Jesús ofreció el más grande y único sacrificio eterno: su propia vida, por los pecados de toda la humanidad, para que cualquiera que se acerca a él con fe y sometiéndose a su  señorío alcance  salvación (Romanos 10:9).

Entonces el sacerdocio universal de todos los creyentes no es otra cosa sino el amar a sus hermanos y hermanas de la iglesia, servirles con ánimo pronto y actuar siendo hospitalario, humilde y procurar la justicia en todos los asuntos de la vida, mientras comparte el kerygma o proclamación del evangelio de Jesús.

3. En tercer lugar, la conciencia de la interdependencia eclesial, es decir, que si bien es correcto pensar en la soberanía y autonomía de la iglesia local, igualmente es verdad que las decisiones de aquella iglesia local afecta a las demás iglesias que existen en su comunidad o que están asociadas. Observo este principio  desde Hechos 15, en tanto hubo una situación de discusión doctrinal en la iglesia de Pablo, Antioquía de Siria, y la congregación resolvió enviar mensajeros a pedir consejo a Jerusalén, dando por sentado que se respetaba la decisión que «los de la otra iglesia» les impondrían. Aunque me parece que ellos se sentían parte de una misma iglesia. Esto también lo podríamos llamar visión de reino.

4. Finalmente, el principio misionero de vida discipular. Creo que la iglesia local debe formar discipuladores, y cuantos más tengan, entonces aquella iglesia crecerá fuerte y en número. Para ello es muy importante definir la Confesión de fe que seguirá aquella iglesia; si seguirá la línea de los bautistas particulares, o bautistas generales (Calvinista o Arminiano). Personalmente recomiendo que esa iglesia resuelva autónomamente tal definición, pero si me preguntan, en cuanto a la idea de que el hombre es bueno (según Arminio) eso me parece similar al Ying Yang (chino), ya que el hombre es pecador y maligno en su naturaleza. Por otro lado, le digo al hermano Calvino que su tesis de la predestinación de un determinismo salvífico que recoge la confesión de fe de Inglaterra (1689) me inquieta bastante pues la fe salvífica en Jesucristo está disponible para cualquiera que se arrepienta y crea en su evangelio, y me niego a aceptar que algunos fueron elegidos antes de nacer para perdición como un determinismo imposible de alterar.

Afinando un poco más el concepto, cuando hablo de vida discipular, me refiero a esforzarce por construir relaciones interpersonales saludables desde mi primera y más importante relación de fe con Dios mediante su Hijo Jesucristo, quien fue crucificado y resucitó de los muertos al tercer día, es decir, familias saludables, matrimonios saludables, pololeos saludables, amistades saludables, etcétera. Todo esto desde la base de interpretar la Biblia de forma neotestamentaria y Cristocéntricamente, lo cual naturalmente llevará a la iglesia a depender de la Palabra para elaborar y llevar a cabo la tarea misionera integral en el mundo que le toca como escenario de su quehacer eclesial.

Estos cuatro presupuestos los podré profundizar en la medida que tenga tiempo y salud para compartir un poco más…Feliz 2013 (Rivisado febrero 2017)

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